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Una conversación sobre la equidad y la superación de la pobreza

Nuevos retos de Familias en Acción desde sus evaluaciones 2019

Por. Jairo Fernando Contreras Gutiérrez

Julio de 2020. El desarrollo de nuevas condicionalidades, la articulación y la gestión de oferta, y el fortalecimiento del componente de Bienestar Comunitario son los principales retos que destacan las evaluaciones del programa Familias en Acción realizadas en 2019.

En el primer semestre de 2020 un nuevo panorama se instaló en la realidad nacional a consecuencia de la pandemia del COVID-19. El país se enfrenta a una de las crisis más fuertes de los últimos tiempos: cierre del sector productivo, aumento acelerado del desempleo y empobrecimiento de la sociedad colombiana. Esta coyuntura obliga a repensar los programas sociales del Estado para hacerlos más efectivos en la lucha contra la pobreza y dar respuestas oportunas a las necesidades crecientes de las poblaciones vulnerables.

Para ello se establece el rediseño de los programas con base en estudios que evidencien la efectividad de sus acciones, invitación que nos plantean los recientes ganadores del Premio Nobel de economía 2019: Banerjee, Duflo y Kremer. En esta línea, Prosperidad Social promovió el desarrollo de tres evaluaciones del programa Familias en Acción durante 2019. Este programa, con amplia cobertura poblacional en Colombia, tiene un gran reto en la mitigación de la pobreza a partir de los recientes choques económicos y sociales, y los aportes de estos estudios se constituyen en valiosos insumos técnicos para repensar sus acciones y adecuarlas a la presente contingencia y sus efectos.

Estas tres evaluaciones, publicadas en 2020, son:

  • Evaluación de resultados de las acciones para la inclusión de familias con niños, niñas y adolescentes con discapacidad (2012-2018).
  • Evaluación de operaciones y de resultados del componente de Bienestar Comunitario.
  • Evaluación de impactos.

Si bien cada evaluación requiere de un análisis detallado y particular, los documentos plantean retos en común para el rediseño de Familias en Acción. Se pueden resumir en tres grandes aspectos:

  • Revisión y ajuste a las condicionalidades.
  • Fortalecimiento de la articulación y gestión de oferta.
  • Ajuste del componente de bienestar comunitario.

En primer lugar, las condicionalidades de Familias en Acción son fundamentales para promover conductas deseables en la población participante a través del incentivo monetario. Las recomendaciones de las evaluaciones sugieren establecer condicionalidades e incentivos diferenciados entre lo urbano y lo rural que contribuyan al cierre de brechas en variables como pobreza, acceso a servicios de salud o educación, especialmente en territorios rezagados.

Así mismo, proponen diseñar nuevos incentivos y condicionalidades enfocadas a diferentes dimensiones del desarrollo. En educación proponen implementar incentivos sujetos a la graduación y al desempeño escolar. En salud, que se condicione al acceso a servicios de promoción y prevención. Finalmente, en materia de inclusión productiva se propone un incentivo condicionado al acceso al mercado laboral.

En segundo lugar, las evaluaciones encuentran en la articulación y gestión de oferta un elemento que permite potenciar los efectos positivos del programa, especialmente aquellos relacionados con la superación de la pobreza. Coinciden en la importancia de abordar la pobreza desde su multidimensionalidad, es decir, que se requiere de la concurrencia y complementariedad de acciones con otros programas, incluyendo la oferta interna de la entidad. Para esto se sugiere:

  • Articular el programa con oferta pertinente dirigida a satisfacer las necesidades de los niños, niñas y adolescentes participantes y de sus familias.
  • Fortalecer las capacidades individuales de formación a través del acceso preferente a oferta educativa para familias y cuidadores con énfasis en las madres líderes.
  • Avanzar en el uso eficiente de los recursos públicos al generar sinergias con programas similares en ciudades capitales que permitan mejorar la operación y reducir sus costos asociados.

Finalmente, las evaluaciones plantean la importancia del rediseño y fortalecimiento del componente de Bienestar Comunitario. Es claro que el incentivo monetario y su ciclo operativo (verificación-liquidación-entrega de incentivos) son ejes principales del programa, sin embargo, no se puede desconocer la injerencia del componente comunitario en la transformación de las expectativas de vida de los participantes y sus entornos sociales y familiares.

Para avanzar se propone:

  • Diseñar un componente de habilidades para la vida que potencie entre otras habilidades, la autonomía, liderazgo, comunicación y autogestión de todos los integrantes de las familias con un enfoque comunitario.
  • Establecer mecanismos de control social y cualificación de los espacios de participación comunitaria.

Aunque estos retos son complejos, Prosperidad Social los traduce en una hoja de ruta para ajustar el programa, así potenciar sus resultados para la acumulación de capital humano y la reducción de la pobreza de millones de hogares en Colombia.

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Sobre este blog

Siguiendo el llamado de repensar la pobreza, Prosperidad Social abre este espacio de difusión de conocimiento para aportar a la construcción colaborativa de las comprensiones y abordajes de la realidad social.

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