Los Bonos de Impacto Social (BIS) son uno de los mecanismos (contratos) que se usan para financiar proyectos haciendo enfoque en el logro de unos resultados acordados previamente. Este tipo de financiación se llama financiación basada en resultados.
En estos mecanismos participan uno o varios inversionistas privados, que son quienes financian los proyectos y aportan capital de contado a un proveedor u operador de servicios para su implementación. Estos operadores de servicios llevan a cabo la intervención contemplada en cada proyecto y, solo si estos logran los resultados esperados, el Gobierno, que asume el papel de pagador de resultados, paga la inversión inicial.
En caso de no cumplirse los resultados esperados, el Gobierno no desembolsa los recursos del proyecto. Esto reduce el riesgo de gasto en programas no exitosos y garantiza el uso efectivo de los recursos públicos.